Impaciente, nervioso,
enojado, cansado. Cansado. Siente bronca e impotencia por no poder hacer nada, ¿esperar
o no esperar? esa es la cuestión. El murmullo lo confunde y la indecisión lo
mantiene quieto, ahí, dudando pero sabiendo que no hay ninguna posibilidad más
que esperar.
El último jueves y viernes
el banco no había abierto sus puertas por paro. El lunes fue un descontrol, más
de 500 eran los números que alejaban a la gente cuando, después de sacar uno,
miraba el tablero que llamaba. La fila para gestionar asignaciones, becas y
planes tenía más de cien metros y el amontonamiento de gente en la puerta no
dejaba salir a los de adentro pero cada uno de ellos dejaba salir sus cosas,
sus preocupaciones, sus formas de actuar como aquellos “Pichiciegos” de Fogwill
que solo actuaban ante la desesperación.
Hacía diez minutos que había
entrado al Banco, aun le quedaban seis personas adelante cuando miró la hora en
el celular y un guardia le llamó la atención. El “tin – tin – tun” del tablero
retumbaba en su cabeza.
Acomodó la gorra:
-¿Galvan? – dijo el empleado.
- Si, yo.
- Haga una firmita acá, saque un número para
poder cobrar y listo.
- ¿Esa cola? Loco hace cinco días que no
puedo tramitar la tarjeta, ahora me decís que tengo que hacer la cola, tengo como
400 números adelante y en veinte minutos tengo que llevar al pibe a la escuela,
estoy sin guita, no me podés decir “y listo”.
No aguantó, no pudo. El
cansancio, las obligaciones, el calor, la plata; la falta de plata. Eran
pasadas las doce y el sol comenzaba a calentar las paredes del gran Banco
Nación.
-Para… tranquilo macho – le respondió el
viejo empleado que trataba de tranquilizarlo con voz baja, como si tomando un
poema de “Paco” Urondo decidía ayudarlo y transmitirle calma – hace una cosa,
hablá con el seguridad, decile que te mandé yo, que te pongo en aquella fila
que hay tres personas. No saques número.
Se movió la gorra y dejó
entrever el pelo oscuro que seguía mojado. Como con vergüenza dijo un gracias
tímido y fue hacía el guardia.
Afuera, la cola doblaba la
esquina.